viernes, 17 de febrero de 2012
La incógnita Newton
Cambridge, año 1888. Vanessa Duncan es una joven institutriz que ha empezado a trabajar recientemente en la ciudad universitaria como maestra de niñas. Gracias a las familias para las que trabaja, tiene la oportunidad de relacionarse con las más privilegiadas mentes matemáticas de la prestigiosa universidad. Además, el momento no podía ser más emocionante: todos se hallan inmersos en la investigación del “problema de los tres cuerpos”. El rey Oscar de Suecia ha decidido que para su 60 aniversario concederá un sustancial premio a aquel matemático que consiga resolver el problema, que fue planteado por primera vez por Isaac Newton. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuando el profesor adjunto de matemáticas, Akers, es encontrado muerto en sus habitaciones de un violento golpe en la nuca y el enamorado de la Srta. Duncan, otro matemático llamado Weatherburn, es acusado del crimen. Vanesa se verá empujada a una inesperada aventura que la llevará por media Europa en busca del verdadero culpable en una carrera desesperada en contra de la horca.
La primera sorpresa al leer el libro es el modo epistolar en que está escrito. La protagonista escribe cartas a una hermana suya, y en ellas le va desgranando la trama en la que se va viendo inmersa. Esta forma singular de escritura, al principio puede generar una cierta incomodidad en el lector, sobre todo si pensamos en nuestros alumnos y alumnas adolescentes, pero una vez que la acción va tomando cuerpo esa sensación desaparece.
Su lectura es fácil y atrayente, pues la trama principal está aderezada con otros temas interesantes de la época: la educación de las jóvenes en la sociedad de finales del siglo XIX en Inglaterra, la búsqueda de la igualdad entre sexos y los derechos de la mujer, y, como no, la notoriedad e influencia de Lewis Carroll en todos los temas relacionados con la educación, las matemáticas y el razonamiento lógico.
Por otra parte, la aparición de personajes ilustres del mundillo de las matemáticas de la época, la controversia sobre la enseñanza de la Geometría con Euclides como centro de debate, la veracidad histórica del motivo principal de la novela, y la comprobación de que las miserias humanas también han existido en nuestra querida y admirada ciencia matemática, son factores que contribuyen a darle más realismo, insertan más profundamente a nuestras queridas matemáticas en el contexto social e histórico del momento y nos ayudan a comprender la evolución y el desarrollo de sus conocimientos y de su enseñanza.
Sin ningún género de dudas, todos estos factores nos permiten calificar esta obra como una auténtica novela matemática.
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